Posibles
deterioros de nuestros insumos :
Deterioro
de harina: El cereal mismo puede infectarse con parásitos, como el
cornezuelo del centeno (CIaviceps purpúrea) y esporas del carbón o tizón
(Ustílago Garbo, Tilletia tritia). Debido al bajo contenido de agua, provoca
que ciertos tipos de bacteria como bacillus y hongos sean capaces del
deteriorarlo, principalmente cuando están almacenados por mucho tiempo.
Deterioro
de maicena: En los cereales y derivados, la acidez se
debe a la presencia de fosfatos ácidos y pequeñas cantidades de ácidos
orgánicos como el láctico, fórmico, málico, cítrico, succínico y fumárico. La acidez aumenta con e1 tenor de
extracción y también por acción de microorganismos y enzimas (lipasa,
fosfatása); por lo cual su determinación da una indicación sobre el estado de
conservación del producto. Al igual que en la harina su principal forma de
deterioro es el almacenamiento prolongado o excesivo.
Deterioro de la mantequilla: La rancidez oxidativa es el más común e importante tipo
de deterioro de la grasa que compone la mantequilla. Producción de una variedad
de productos secundarios de oxidación como aldehídos, cetonas y ácidos. Además,
el producto produce putrefacción debido a pseudomonas putrefaciens, aunque el
caso más conocido es por hongos.
Deterioro del azúcar: Este
sufre un deterioro químico debido a la sacarosa contenida en este producto. Las
bacterias sacarolíticas rompen los carbohidratos complejos a mas sencillos. Un
número limitado de bacterias son amilolíticas, es decir elaboran amilasa que
determina la ruptura extracelular del almidón.

Estas reacciones disminuyen el valor
nutritivo a causa de la baja biodisponibilidad de los aminoácidos lisina y
arginina y pueden originar compuestos tóxicos. Reacciones de degradación de las
cadenas laterales.
Restructuración de grupos sulfhidrilo
(-SH), y disulfuro (S-S), estas reacciones son de especial interés en
fórmulas para lactantes, con un elevado contenido en proteínas séricas, más
ricas en grupos S-H que la caseína.
Deterioro
de las frutas:
muchos
microorganismos atacan más fácilmente a las frutas dañadas
mecánicamente que a las intactas, de modo que se hace necesario tomar
precauciones durante su recogida, transporte y manipulación para evitar que un
golpe sea el punto de ataque inicial de los microorganismos.
Luz: Influye en la
pérdida de sustancias nutritivas de forma indirecta, favoreciendo una serie de
reacciones que tienen lugar al estar el alimento en contacto con el aire.
Afecta sobre todo a ciertas vitaminas hidrosolubles (especialmente la vitamina
C) y liposolubles, como la provitamina A o beta-caroteno.
Oxígeno: cuando las frutas son peladas, troceadas o trituradas y sus
tejidos se exponen al contacto con el oxígeno del aire, se producen
coloraciones pardas. Esta alteración también puede deberse a golpes por una
inadecuada manipulación y al propio proceso de maduración. Hay diferentes
medios que pueden controlar o impedir la aparición de zonas pardas u oscuras,
como la inmersión de las frutas en agua ligeramente acidulada (con zumo de
limón) inmediatamente después de peladas o cortadas
Calor: el calor
produce pérdida de vitaminas, especialmente de vitamina C y también de
flavonoides, colorantes de algunas frutas que se comportan como antioxidantes.
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